Apostolos Mangouras. Un "abatido" lobo de mar
El capitán del Prestige es un viejo lobo de mar, tosco y rudo, según cuentan quienes han podido verlo desde que fue detenido en el aeropuerto de Alvedro, nada más abandonar el viejo y siniestrado petrolero, dos días después del accidente. Pero si conservó siempre la calma, la cercanía de las fiestas acabó por derrumbarle. "Está completamente abatido", aseguraron a este diario personas que pudieron charlar unos momentos con él, en la cárcel provincial de Teixeiro. Incluso algunos aseguran que le han visto llorar.
Apostolos Mangouras está convencido de que su calvario entre rejas va para largo, para muy largo. No comparte la esperanza de sus abogados, que pese a que el juez de Corcubión, tras oírle 10 horas en declaración, confirmó la orden de prisión -su libertad depende del pago de una fianza de 3 millones de euros (500 millones de pesetas)-, le intentan convencer que tenga fe en un próximo desenlace.
La esposa de Mangouras quiso venir desde Grecia -reside en Atenas- para visitarlo en Teixeiro. Pero su marido se lo prohibió. No quiere, bajo ningún concepto, que los suyos lo vean en la cárcel, "a través de una ventana", como un vulgar delincuente.
El capitán del petrolero que asola a Galicia debe ser el detenido de más edad en la prisión coruñesa. En España, nadie, con 70 años o más, puede estar en la cárcel. Un letrado de la aseguradora británica del Prestige, que fue tres veces a Teixeiro para preparar la larga declaración ante el juez que prestó Mangouras el pasado día 4, se sorprendió de "la alta seguridad" de esta prisión. "Tuve que pasar tres puertas, y a cada vez, tenía que cerrarse detrás de mi una reja para que se abriese la que estaba enfrente", comentó.
Tampoco los delitos de sus compañeros de celda tienen nada que ver con las acusaciones que pesan contra este experimentado marino griego. Está acusado de los delitos de desobediencia a las autoridades marítimas españolas y atentado contra el medio ambiente. Mangouras, que arrastra ya 32 años de experiencia como capitán de barcos y que ha trabajado "en petroleros más grandes" que el Prestige, no alcanza a entender porqué está detenido. Hasta la cárcel, hay ya varias personas que le han hecho llegar que tampoco comprenden porqué, de momento, toda la culpabilidad, recae sobre un único profesional, que bien que mal, no es responsable de la vía de agua que sufrió el petrolero frente a las costas gallegas, hace ahora casi mes y medio.
Los letrados, la cónsul de Grecia en Galicia, la también abogada María José Rodríguez, y la Autoridad Marítima de las Bahamas -con sede en Londres- multiplican las gestiones para lograr la liberación del capitán. Todos consideran también absolutamente incomprensible e injustificada su detención en prisión. La legislación internacional es muy clara, se queja su abogado Ruiz Saroa, que también fue en su día el defensor de los capitanes de otros petroleros de siniestro recuerdo para A Coruña, como son el Urquiola (1976) y el Aegean Sea (1992): al capitán de un petrolero accidentado sólo se le pueden imponer sanciones económicas, nunca penas de prisión. Lo que está claro es que el armador griego del Prestige no tiene ninguna intención de pagar la abultada fianza que permitiría a su capitán recobrar la libertad.
Mangouras no bebe, ni padece enfermedad alguna, según manifestó a la Guardia Civil cuando fue detenido. Su único vicio es el tabaco y le gusta jugar al ajedrez. Una afición que cultiva en solitario en la prisión coruñesa por falta de adeptos.